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16 de Junio de 2011

Fuente: laverdad.es

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Reformar para desgravar. Es la fórmula a la que pueden acogerse quienes adquieran un piso en propiedad y quieran unas deducciones similares a los beneficios fiscales por inversión en vivienda, que el Gobierno suprimió para las nuevas compras a comienzos de 2011. Nuevos y antiguos propietarios podrán deducir cada año hasta 1.350 euros en el IRPF por las pequeñas obras de mejora en viviendas de su propiedad, siempre que cumplan determinados requisitos.

El Gobierno presentó ayer la campaña ŽMejora tu calidad de vida. Revaloriza tu viviendaŽ, que permite desgravar el 20% del dinero destinado a reformas hasta un límite de 6.750 euros. La cuantía máxima de esa deducción se equipara así con los beneficios fiscales por inversión en vivienda, que el Gobierno suprimió para las nuevas adquisiciones a comienzos de 2011.

Esta base máxima de deducción se reducirá de forma progresiva para los contribuyentes que declaren una base imponible superior a 53.007,20 euros anuales, hasta quedar a cero para quienes perciban ingresos superiores a 71.007,20 euros por ejercicio. La iniciativa, dada a conocer por la vicepresidenta económica, Elena Salgado, y por el ministro de Fomento, José Blanco, duplica el porcentaje de la deducción por reformas respecto del 10% aprobado en abril de 2010 en el Ždecreto de ZurbanoŽ de medidas para relanzar la economía española. La cuantía máxima que un mismo contribuyente podrá desgravarse respecto de una misma vivienda en años distintos queda fijada en 20.000 euros, pudiendo llegar a 4.000 euros el ahorro por su aplicación. Las cantidades satisfechas en un ejercicio y no deducidas por exceder la base máxima anual de deducción podrán desgravarse, con el mismo límite, en los cuatro ejercicios siguientes. La condición es que esas reformas tendrán que llevarse a cabo antes del fin de 2012.

El Gobierno ha suprimido también la anterior obligación de que las obras se realicen en la vivienda habitual. Ahora los propietarios podrán cobrar deducciones por mejoras en cualquier casa de su propiedad, incluso las destinadas a alquiler, siempre que no estén afectas a actividades económicas.

Excluido el efectivo

La finalidad de las reformas deberá ser la mejora de la habitabilidad de la vivienda, la eficiencia energética y del uso del agua, la accesibilidad e instalación de infraestructuras para el acceso a Internet o a la TDT. Quedan excluidas las obras en garajes, jardines, parques, piscinas y elementos deportivos. Para asegurarse de que los pagos se declaran y facilitar su comprobación, el Ministerio de Economía ha establecido que el abono de las cantidades deberá hacerse mediante medios que dejen rastro: tarjetas de crédito o débito, transferencias o ingresos en cuenta. En otras palabras: no podrá ser en efectivo.

Estas deducciones son compatibles con los beneficios asociados al pago de hipotecas. Sin embargo, son incompatibles con los previstos en la deducción por inversión en vivienda y rehabilitación. Es decir, cuando las obras sean susceptibles de acogerse a ambos incentivos, solo se aplicarán a uno de ellos.

Salgado calculó que si se acogieran a esta iniciativa un tercio de los contribuyentes, el coste para el Estado con relación al IRPF sería de unos 2.000 millones de euros. A esa cantidad habría que restar la compensación que supondrían los ingresos adicionales por IVA.

El Ejecutivo presentó la medida como una tabla de salvación para el sector de la construcción, que según Salgado ha destruido 1,2 millones de empleos desde 2007.

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