27 de Marzo de 2012
Fuente: Real Estate Press, S.L.
Las entidades han estado manteniendo artificialmente con vida a muchas empresas inmobiliarias, ya que su caída dispararía aún más su morosidad y tendrían que hacer mayores provisiones para protegerse de las pérdidas por impago. Esta caída tan reducida en el saldo del crédito vivo es un indicio claro de las refinanciaciones que están teniendo lugar para evitar tener que hacer frente a las provisiones.
La morosidad inmobiliaria de la banca ha crecido casi dos puntos porcentuales de septiembre a diciembre del 2011, hasta llegar al 20,9 por ciento. Alcanza ya los 62.366 millones de euros, el 3.800 por ciento más que en el 2007. Pero estas cifras serían mucho más elevadas si la banca no hubiera sostenido a las inmobiliarias. El problema es que el dinero que las entidades dedican a las inmobiliarias es dinero que deja de ir a financiar a empresas y familias solventes, como demuestra que el crédito haya caído el 3,3 por ciento desde junio del año pasado a pesar de las inyección masivas de liquidez del Banco Central Europeo, BCE. La reforma financiera del Gobierno busca precisamente romper esta situación. El Ejecutivo ha exigido más provisiones sobre los activos inmobiliarios de la banca para favorecer su venta. Claro que ello puede incentivar que las entidades continúen con las refinanciaciones: las provisiones son mucho mayores para los activos inmobiliarios en balance que para los créditos al corriente de pagos.
En el sector se reconoce que parte del mantenimiento del crédito promotor se justifica por las refinanciaciones. Pero solo parte, pues es complicado «mantener una pelota como esa durante cuatro años», comentan fuentes bancarias. Prácticamente todas las refinanciaciones a promotores «están cerradas», aseguran. Otra cosa es que, pese a la atonía del sector, en las zonas geográficas donde ha habido demanda de vivienda ha sido posible mantener la actividad.
Muchos promotores han puesto en valor suelo y han acabado promociones que estaban paradas, lo que ha provocado una cierta reactivación del crédito inmobiliario.
La banca argumenta que la falta de crédito a empresas y familias responde también a factores que nada tienen que ver con el sector inmobiliario. Gran parte del dinero inyectado por el BCE, de hecho, ha vuelto al banco central como depósitos de las propias entidades financieras. «La razón es que los bancos europeos siguen sin fiarse los unos de los otros. Lo lógico es que ese dinero lo hicieran llegar a la actividad productiva.
El problema de la banca con la mora, por lo demás, no parece conocer freno. Según el último anuncio del Banco de España, los bancos, cajas, cooperativas y establecimientos de crédito acumularon 140.027 millones de euros en activos impagados en enero, el 7,9 por ciento de los 1,769 billones en créditos que tienen concedidos. La tasa de morosidad, así, sigue al alza, desde el 7,62 por ciento de diciembre y el 5,8 por ciento del final del 2010.
La morosidad llegó a un máximo del 9,15 por ciento en febrero de 1994, si bien entonces se calculaba de forma distinta. «Mientras siga aumentando el desempleo, seguirá subiendo la morosidad bancaria ya que está demostrado que depende de la variación de la tasa de paro